Warsaw as a metropolis – successes and missed opportunities

Abstract
The accelerated metropolisation of the major cities in Central and Eastern Europe has been one of the clearest manifestations of the post-socialist transformation after 1990. Warsaw is a good example of this process. The city, offering cheap and high quality labour, has attracted a large share of foreign direct investments in Poland, thus becoming an important advanced producer service centre. However, as Poland has not been a major exporter of capital, the city does not perform any significant control functions on an international scale. The globalisation of the city was manifested by a significant increase of modern office space and retail centres. It also brought some negative consequences, such as imbalances on the housing market, spatial disorder in the city including urban sprawl, and the backwashing of human resources from the region. These processes led to large intraregional disparities in the level of development between the metropolis and the rest of the region. The globalisation of Warsaw to a large extent ‘happened by itself’ as there was no need of any specific national, regional or local policy to induce inflow of foreign direct investment to the city and its metropolitan area. There was also a lack of specific policies that could have served to diffuse the processes concentrated in the city to its surroundings and to a wider regional hinterland. Furthermore, many infrastructural projects were delayed, the spatial planning system was not adapted to the rapid changes and metropolitan governance was hindered by the conflict of interests between the city and neighbouring municipalities. While successes and the failures intermix, the final outcome of this spontaneous development process, even unsupported by public policies, is positive.

Resumen
La metropolización acelerada de las principales ciudades de Europa Central y del Este ha sido una de las manifestaciones más claras de la transformación post-socialista posterior a 1990. Varsovia es un buen ejemplo de este proceso. La ciudad, que ofrece mano de obra barata y altamente cualificada, ha atraído una gran parte de la inversión directa de fuera de Polonia, convirtiéndose de este modo en un centro avanzado productor de servicios. Sin embargo, puesto que Polonia no ha sido uno de los principales países exportadores de capital, la ciudad no desempeña funciones de control significativas a escala internacional. La globalización de la ciudad se ha manifestado a través de un aumento significativo de zonas modernas de oficinas y centros comerciales. También ha traído consigo consecuencias negativas, tales como desequilibrios en el mercado inmobiliario, desorden espacial en la ciudad en forma de dispersión urbana, y repercusiones en los recursos humanos de la región. Estos procesos han llevado a grandes disparidades intrarregionales entre la metrópolis y el resto de la región en el nivel de desarrollo. La globalización de Varsovia ha "sucedido por sí misma" en gran medida ya que no ha habido necesidad de políticas específicas nacionales, regionales o locales para inducir el influjo de inversión directa del extranjero hacia la ciudad y su área metropolitana. También ha existido una falta de políticas específicas que pudieran haber servido para extender hacia los alrededores procesos que se han concentrado en el centro de la ciudad, así como a una periferia regional más amplia. Además, se han retrasado muchos proyectos estructurales, el sistema de ordenación territorial no ha sabido adaptarse a cambios tan rápidos y la gobernanza metropolitana se ha visto obstaculizada por el conflicto de intereses entre la ciudad y las municipalidades vecinas. Aunque los éxitos y los fracasos se entremezclan, el resultado final de este proceso de desarrollo espontáneo es positivo, a pesar de no haber sido apoyado por políticas públicas.